Dermatitis atópica en el bebé
La dermatitis atópica es una enfermedad cutánea crónica que afecta a entre un 10% y un 20% de los niños españoles. Esta afección suele aparecer durante el primer año de vida, ya que durante los primeros seis meses desde el nacimiento se acaba de formar la piel. Las manifestaciones de esta dolencia se van suavizando con el crecimiento: se reducen y espacian los brotes y el paciente empieza a notar mejoras, aunque la evolución de los síntomas varía en función de cada persona.
Las consecuencias generales de la dermatitis atópica consisten en picor y prurito agudos, eccemas, lesiones y sequedad cutáneas. Algunas señales varían según el estado de la enfermedad, ya que se desarrolla en estados de brote y periodos de calma. En su momento álgido y más intenso aparecen manchas y granos, y sus estadios más bajos implican grietas y descamación de la piel. Una vez aparecen los síntomas, se recomienda a los padres mantener la calma y acudir a un médico o especialista para recibir asesoramiento profesional.
Higiene suave e hidratación continua, puntos clave
Un médico especialista en dermatología o alergóloga será quien deba dar las indicaciones principales para el tratamiento de la dermatitis atópica, y en ningún caso este artículo sustituye la consulta médica. Pero existen algunas recomendaciones generales que pueden ayudar a aliviar los síntomas de la dermatitis atópica de los bebés.
Higiene
Es preferible dar baños cortos al bebé y con agua tibia, usando las manos y evitando esponjas y otros elementos que produzcan algún tipo de roce con la piel. Los productos de aseo diario que se utilicen para los niños con dermatitis atópica deben ser muy suaves e hipoalergénicos. No pueden contener ningún tóxico irritante, tienen que estar libres de alcohol, jabones y perfumes agresivos, ya que estos componentes podrían provocar más picor y molestias. Se pueden combinar geles y champús con algún producto hidratante y calmante para conseguir un mejor resultado.
Para el secado después de un baño se deben utilizar toallas de algodón y que no hayan sido lavadas con detergentes ni suavizantes previamente. Lo más recomendable es ir dando toques sin fricción, ya que se podría producir irritación.
Hidratación
Cuidar al bebé con una buena hidratación desde recién nacido es muy importante y en el caso de un niño con dermatitis atópica es vital, ya que se debe proteger la barrera de la piel con una rutina que incluya un cuidado dermatológico diario intenso. Mantener la barrera cutánea en buenas condiciones también ayudará prevenir la entrada de agentes nocivos que puedan ser alergénicos.
Puedes hidratar la piel de un niño atópico con cremas hidratantes para este tipo de dermatitis. Algunas están indicadas para momentos de brote y otras para momentos de "calma" de la enfermedad y es importante aplicarlas en el momento que corresponda.
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