Síndrome posvacacional

Las vacaciones están a punto de llegar a su fin o, para algunos, ya han terminado. A finales de agosto y, sobre todo, principios de septiembre la mayoría de trabajadores y/o estudiantes dejan atrás las vacaciones y el tiempo de relajación y ocio para entrar de nuevo en el mundo de los horarios, las rutinas y las obligaciones. Si es tu caso, este post sobre el síndrome posvacacional te interesa.

El síndrome posvacacional -también conocido bajo la denominación de depresión o estrés posvacacional- son todos los síntomas que sufre nuestro cuerpo al incorporarnos de nuevo al trabajo, los estudios, las obligaciones, etc. tras el período vacacional. Se pueden notar, tanto a nivel físico como psicológico. Sin embargo, no se considera una enfermedad ni una patología y no todo el mundo es susceptible de sufrirlo. Si en tu caso lo experimentas, no sufras: acostumbra a desaparecer progresivamente durante los primeros diez días.

La causa de este síndrome acostumbra a asociarse a una ruptura muy brusca entre el ritmo de vida adquirido durante las vacaciones y la incorporación al trabajo o a los estudios, sin haber realizado una correcta y progresiva adaptación. Las manifestaciones físicas más comunes son: cansancio, disminución del apetito, dificultad para concentrarse, sueño, náuseas, tensión y fatiga. A nivel emocional y psicológico, el síndrome se puede presentar causando irritación, malestar, nerviosismo, tristeza, apatía, disminución del rendimiento y falta de motivación.

Pero no todo son malas noticias, aquí te facilitamos unas pautas para que puedas sobrellevar tu incorporación a la rutina de la mejor forma posible:

- Darle al cuerpo un proceso de adaptación. ¿Cómo? En el caso de que hayas pasado las vacaciones fuera, es recomendable volver a casa unos días antes de empezar a trabajar, para ir asimilando poco a poco que la rutina se acerca. Asimismo, ir ajustando los horarios con antelación también te será beneficioso: unos días antes de tu fin de vacaciones, empieza a acostarte y levantarte más temprano.

- Coger el ritmo de trabajo de forma progresiva. Tan sencillo como no cargarte excesivamente de faena el primer día. Ve adaptándote poco a poco al ritmo de trabajo y no quieras comerte el mundo tan solo empezar. Comienza organizando lo que tienes pendiente, haz una planificación y realiza las tareas que te sean más sencillas y satisfactorias. Si te es posible, deja el trabajo más pesado y agobiante para unos días más adelante.

- Combinar el trabajo con actividades de ocio y con tu vida personal. De esta manera, dejarás de considerar las vacaciones como la única época del año en que eres libres y feliz. Si lo ves así, ¿estamos predestinados a vivir amargados el resto del año? De eso nada, hay tiempo para todo. Si durante el día trabajas, dedica las tardes a quedar con amig@s o familia, a hacer planes con tu pareja o hijos, a realizar actividades que te hagan sentir bien…

- Deporte y alimentación. Dos pilares básicos para que tu cuerpo se sienta bien. Realizar ejercicio físico hace que el cuerpo produzca endorfinas, encargadas de hacernos sentir felices, optimistas y relajados; de esta manera el deporte te liberará del estrés y el malestar causado por la jornada laboral o de estudio. Con la comida sucede lo mismo: una dieta rica, variada y saludable hace que nos sintamos con más energía y vitalidad para afrontar el día.

- Acabar con los pensamientos recurrentes y negativos. Darle vueltas al mismo tema mil veces solo hace que aumente tu ansiedad y nerviosismo; así que no permitas que eso ocurra. Cuando sientas que entras en el espiral de pensamientos reiterados y para nada beneficiosos, córtalo haciendo algo que te guste, saliendo a que te dé el aire o distrayéndote hablando con alguien. No le concedas a tu mente el poder de dominarte.

Para afrontar la vuelta a la rutina de la mejor forma posible, ¿qué mejor manera que sintiéndote guap@? En iDermo te lo ponemos fácil para que encuentres el producto que más necesitas o te conviene para lucir increíble; tanto para el rostro, el cuerpo y/o el cabello. ¡No te lo pienses más y date un capricho!