Infecciones típicas del verano
El calor, la humedad y la sudoración pueden provocar infecciones de la zona íntima femenina. Para evitarlas, se recomienda seguir una higiene diaria adecuada y no permanecer con el bañador mojado. Las infecciones del tracto genital femenino son una de las causas más frecuentes de consulta ginecológica. Se sabe que, al menos, un 75% de las mujeres padecerá una infección ginecológica a lo largo de su vida, y que de éstas, hasta el 50% tendrá otra. A continuación, te contamos todo lo que debes saber de las infecciones vaginales para evitarlas este verano. ¡No te lo pierdas!
En verano, la incidencia de vulvovaginitis se incrementa hasta un 40%. Los motivos son variados, pero los expertos apuntan fundamentalmente al calor, la humedad y la sudoración, por lo que se recomienda tener una higiene íntima diaria adecuada, así como no permanecer con el bañador mojado demasiado tiempo o sentarse siempre sobre una toalla para evitar el contacto directo sobre la arena de la playa o el suelo de la piscina.
Sobre los síntomas
Los síntomas que acompañan a las infecciones vulvovaginales dependen de los gérmenes que las produzcan. En general, las vulvovaginitis son provocadas por una infección por Candida albicans –aunque el 20% de las mujeres puede tener este hongo de forma asintomática–, por diferentes bacterias que dan lugar a las vaginosis bacterianas, o por un protozoo llamado Trichomonas vaginalis. No obstante, cuando no se sabe la causa, se denominan vaginitis inespecíficas.
En principio, la vaginosis bacteriana se considera un trastorno de la flora bacteriana normal del aparato genital femenino, que pierde lactobacilos y proliferan bacterias predominantemente anaerobias. Es la infección vaginal más frecuente. No se conoce del todo por qué se produce, pero tiene que ver con la alcalinización repetida de la vagina por las relaciones sexuales o por los lavados vaginales. La alteración de la flora es difícil de restaurar, por lo que las recidivas son frecuentes. Suelen ser asintomáticas, pero puede aparecer un flujo vaginal maloliente de color blanco-grisáceo junto con prurito o escozor vaginal.
Más de un tercio de las vulvovaginitis son causadas por hongos, si bien el 20% de las mujeres puede tener cándida en la vagina asintomáticamente. Esta infección se da con más frecuencia en mujeres embarazadas, obesas, diabéticas, usuarias de anticonceptivos orales o tras el uso de antibióticos. Los síntomas más frecuentes son el prurito vulvar, que puede aumentar por el calor y por la noche, un flujo blanquecino y grumoso, ardor vulvar, irritación, dolor vaginal –también durante las relaciones íntimas– y disuria (molestias al orinar porque se “salpica” la vulva).
La infección por Trichomona vaginalisse se considera una infección de transmisión sexual muy contagiosa, que produce también prurito vulvar y una leucorrea espumosa, de color blanco-amarillento o verdoso y maloliente. Se cronifica con frecuencia y puede aparecer de nuevo como síntomas urinarios (disuria y polaquiuria) después de la menstruación. Al ser una enfermedad de transmisión sexual es necesario tratar a la pareja y descartar otras ETS.
Consejos para el cuidado íntimo
A pesar de lo dicho anteriormente, para evitar infecciones vulvovaginales se recomienda una correcta higiene íntima diaria. Es importante utilizar geles íntimos aplicados en la vulva y el periné, que previenen el escozor, el prurito y mantienen el área vulvovaginal en un estado hidrolipídico que no compromete las defensas naturales locales. Además los productos de higiene íntima con propiedades antibacterianas se recomiendan también en la pubertad, el embarazo, posparto, posoperatorios o durante la menopausia, ya que son épocas durante las que se aumentan los desequilibrios ambientales locales, y esto conduce a una mayor aparición de vulvovaginitis.
Escrito por Gloria Sarria Quiroga, farmacéutica comunitaria.
Fuente: Farmaventas