La piel durante la quimioterapia
Si estás en período de quimioterapia o estás a punto de empezar, saber los efectos secundarios que puede tener en la salud cutánea y capilar puede ayudarte a reducir las molestias y síntomas. El impacto de éste tratamiento oncológico depende de cada persona y de los cuidados que se mantengan. Es necesario que consultes con el médico y/o farmacéutico todos los tratamientos cosméticos y productos de higiene diaria que utilices -los que introduzcas de nuevo y los que utilizabas antes de empezar- ya que algunos podrían provocar interferencias con el procedimiento médico.
Sequedad y descamación de la piel
Durante la quimioterapia se puede producir una fuerte deshidratación de la piel y aumenta la sensiblidad al roce y al sol. Si no tenías el hábito de la hidratación cutánea, es el momento de introducirlo en tu rutina. Eso sí, usando cosméticos específicos para los efectos de los tratamientos oncológicos. Si hidratarte ya era una de tus costumbres, quizá tengas que modificar alguno de tus productos, ya que deben ser lo más suaves posible, al igual que los que utilices en tu higiene.
Evita el calor continuado: toma duchas cortas y lávate las manos con agua templada. Si quieres refrescar las zonas doloridas, hazlo con agua fresca o bolsas de hielo, pero sin contacto directo con la piel.
La sequedad puede ser más agresiva en las palmas de las manos y las plantas de los pies. La desecación extrema de estas zonas puede dificultar el agarre de los objetos o incluso el andar. Provoca dolores muy molestos, hinchazón, ampollas, enrojecimiento, agrietamiento... Hidrata tus manos y pies con alguna crema específica, por lo menos dos o tres veces diarias. En las tareas domésticas utiliza guantes para protegerte de los productos de limpieza. Por casa, anda con zapatillas y calcetines gruesos, nunca descalza.
Sensibilidad y protección solar
Siempre es importante protegerse de la radiación solar y durante la quimioterapia es fundamental. La piel se vuelve más fotosensible y siente más los efectos del sol: rojez, quemaduras, descamaciones, manchas...
La cuestión es extremar las precauciones: evita exponerte al sol directamente, sobre todo entre las 12 del mediodía y las 4 de la tarde. No salgas de casa sin aplicarte fotoprotector con protección a la radiación UVA y UVB y reaplícalo tantas veces como sea necesario.
Cuidado del cabello y del cuero cabelludo
El estado y caída del cabello varía según la persona y el tipo concreto de tratamiento oncológico. A veces la caída de la melena y vello corporal será inevitable.
Las recomendaciones generales para el cuidado del pelo durante un proceso de quimioterapia pasan, en primer lugar, por espaciar los lavados y utilizar un champú muy suave y específico. Péinalo con delicadeza para no romperlo y con un cepillo para cabello frágil. Evita el uso de secador, la plancha y el alisado o rizado con productos químicos. Pide información a tu médico sobre las opciones que existen para la irritación y picor del cuero cabelludo.
Si la cabellera se pierde, es importante cuidar el cuero cabelludo, ya que es una zona que no está acostumbrada a estar expuesta. El cabello se suele recuperar después del tratamiento, aunque a veces no es posible. Aún así, puede reaparecer más débil, de otro color o con otra textura.
Uñas débiles y marcadas
Durante el desarrollo de la quimioterapia las uñas también pueden quedar afectadas. Puedes observar cambios de color: oscurecimiento, decoloración... En ocasiones aparecen marcas relacionadas con cada ciclo de medicación, se vuelven más débiles y fáciles de quebrar y/o desarrollan un crecimiento anormal.
Es muy importante mantener una buena higiene de manos, no dejar las uñas muy largas ni cortarlas demasiado para evitar heridas y focos de infección. Por el mismo motivo, no debes cortar las cutículas, ni morderte las uñas, ni pasar la lima por encima de las estrías o manchas que puedan aparecer.
Sobre el uso de esmalte de uñas, lo mejor es que consultes consejo profesional a tu médico y/o farmacéutico. Avísalo y notifícale si percibes algún signo de posible inflamación o infección.
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