Dermatologia del pie

La piel de la zona podal no es igual que la del resto del cuerpo, motivo por el cuál necesita unos cuidados específicos. Mimarla es importante, ya que los pies soportan diariamente el peso de todo el cuerpo. Aun así, suelen ser una parte olvidada en las rutinas de cuidados corporales. Existen algunos consejos para mejorar la piel de los pies y proporcionarle los cuidados que le hacen falta.

Cuidar bien las uñas

Las uñas del pie mal cuidadas pueden causar muchas molestias y ser un foco de infecciones, sobretodo si se producen heridas al cortarlas. Es importante llevarlas limpias y recortarlas de forma recta pero evitando dejar esquinas muy puntiagudas y no dejarlas demasiado largas ni demasiado cerca de la piel. Si la uña se corta demasiado, puede producirse lo que se conoce como uña encarnada: se clava en la piel del dedo y puede causar infecciones.

El mal cuidado de las uñas también puede ser una causa de la aparición de hongos. Hay algunos productos para los hongos como la laca antifúngica o el aceite del árbol del té, pero aún así hay que acudir al podólogo o dermatólogo, ya que podrían no ser suficiente.

Protegerse del sol

En verano los pies se dejan al aire cuando usamos chanclas, sandalias o vamos descalzos. Después de estar todo el año cubiertos con los zapatos, en la época estival están mucho más expuestos a la radiación solar y podrían quemarse. Hay que aplicar crema solar en las plantas, en la parte superior, por encima de los dedos y en los tobillos.

Grietas y fisuras

Las grietas que aparecen en la piel de los pies se deben a la deshidratación de la piel. Se dan sobretodo en el talón, ya que es la zona que soporta mayor presión del cuerpo. Las fisuras cutáneas son más frecuentes en verano, ya que los pies están mucho más desprotegidos frente a las agresiones, debido a que están mucho más en contacto con el entorno, con la suciedad del suelo, la arena de la playa, el cloro de la piscina... En casos muy graves pueden doler, sangrar e incluso infectarse. El calzado también influye en la aparición de grietas o resecamiento de los talones, sobretodo si es de una talla inadecuada. 

En caso de sufrir este problema, es importante nutrir los pies con un tratamiento reparador y nutritivo que corrija y cure las grietas producidas por la sequedad. Podría ser una crema o bálsamo de hidratación intensiva, para aliviar la sensación de tirantez y dolor. Si aún no han aparecido fisuras pero la piel de los pies está seca y estropeada, una crema nutritiva también puede ser útil para la mejora de la piel y la prevención de durezas y grietas. 

Sudoración

Se recomienda no ducharse con agua demasiado caliente ni durante demasiado rato, ya que podría dañar la hidratación natural de la piel de los pies. Secarlos bien y tenerlos diariamente limpios puede mejorar los síntomas del exceso de sudor. Para evitarlo también es aconsejable ventilar regularmente el calzado después de usarlo.

La sudoración, además de incómoda, puede producir mal olor. El olor es producido por la fermentación de las bacterias de los pies. El sudor también puede favorecer la formación de hongos, que en el caso de los pies pueden ser contagiosos.

Existen desodorantes específicos para eliminar el posible mal olor de los pies y recuperar la sensación de frescor y geles antitranspirantes para controlar la hiperhidrosis o exceso de sudor.

Utiliza la crema adecuada

La piel varía su grosor según la zona. El recubrimiento del talón puede llegar a ser 50 veces más grueso que en la mejilla, por ejemplo. Por ese motivo, los productos dermatológicos para los pies deben ser específicos para garantizar buenos resultados de hidratación y cuidados.

El mejor momento para aplicarlos es antes de ir a dormir, ya que durante el día el pie está encerrado en el zapato, las cremas pueden mezclarse con el sudor y crear un efecto contraproducente.