Alimentación para recuperar la energía
Experimentar cansancio a menudo se asocia con un ritmo de vida muy rápido, la edad... Pero en muchas ocasiones puede ser consecuencia de la alimentación y con cambiar algunos patrones puede ser suficiente para notar mejoras en la energía.
La falsa idea de que cuanto más se come más energía se tiene provoca un error muy común: se presta mucha atención a la cantidad de alimentos que ingerimos y no tanto a la calidad que tienen. Actualmente en el mercado encontramos muchos alimentos de una calidad nutricional cuestionable, vacíos y que nos van a aportar poca energía, además de ser poco saludables.
¿Cómo debemos alimentarnos para recuperar nuestra energía?
Aléjate de alimentos perjudiciales
En primer lugar, hay que empezar a evitar algunos alimentos que pueden llegar a ser perjudiciales. Es mejor alejarse de los alimentos procesados y del consumo de grasas saturadas, evitar el azúcar refinado y consumirlo cuando provenga naturalmente de frutas, frutos secos u otros orígenes naturales. Tampoco es nada aconsejable el exceso de sodio, que se da cuando ingerimos demasiada sal.
Ten una buena rutina de comidas
Además de comer alimentos con mejor calidad también se debe tener una rutina de comidas más o menos estable y cumplir, por lo menos, con las 3 básicas. No vale desayunar rápido y mal, es importante dedicarle tiempo a preparar la primera comida del día, con alimentos de buena calidad nutricional. La diferencia entre desayunar cualquier cosa de camino al trabajo y hacer un desayuno equilibrado se acabará notando en la energía y el rendimiento físico y mental.
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Hidrátate
El agua, además de sus innumerables ventajas, también influye en los niveles de energía del cuerpo. Una de las consecuencias de la deshidratación es el cansancio, un mal estado de ánimo o mal humor. Beber agua a diario y en períodos cortos nos ayuda a rendir más en nuestras actividades diarias y nos mantiene alertas.
Evita las bebidas energéticas
El café u otras bebidas energizantes pueden, a corto plazo, dar la sensación de un aumento de la energía, pero acaban generando cansancio, ya sea porque nos impiden descansar correctamente durante las noches, o porqué afectan a nuestro organismo, aumentan el estrés y después de 2 o 3 horas producen sensación de fatiga. Por lo tanto, si es posible, es mejor evitarlos.
Buena dosis de hidratos
A pesar de que algunas dietas para bajar de peso los eliminan de sus menús, los hidratos de carbono son la fuente principal de energía del cuerpo. Hay que consumirlos de calidad y sin excesos, pero eliminarlos puede repercutir negativamente en los niveles de energía. Lo ideal es elegir hidratos complejos como el arroz integral, las harinas integrales, legumbres, semillas, vegetales, frutas...
Si, además, se combina con una alimentación rica en fibras, facilitará que el cuerpo absorba mejor y de forma más estable los carbohidratos, algo que también se traduce en la mejora del rendimiento.
No todas las grasas son malas
Consumir grasas es algo que a menudo también se evita, pero consisten también en una fuente de energía. Aunque deban consumirse con moderación y escoger grasas de calidad -evitar las grasas saturadas-, es un error eliminarlas por completo de la alimentación.
Lo ideal para aumentar tu energía son las grasas insaturadas, como la del aguacate, aceite de oliva extra virgen, frutos secos, pescados grasos como las sardinas y el salmón, mariscos en general...
Si el origen del cansancio es la alimentación, con cambiar algunos hábitos puede ser suficiente para recuperar la energía y encontrarse mejor. Esto debe ir acompañado de un descanso adecuado de las horas que sean necesarias y ejercicio físico regular.